Cada uno tiene su propia historia personal para contar en cuanto a por qué quiere dejar de fumar marihuana. Mi razón era porque se había metido en una rutina de fumar todo el día, todos los días. Tarde en la noche o temprano por la mañana, completamente convencido de que lo disfruté, me sentaba, rodar y fumar conjunta después de articulación. A medida que los años pasaban sobre la marihuana parecía más como auto-medicación prescrita para mantenerme calmado que el fármaco diversión, recreo una vez considerado que sea. Llamando a la puerta de mi distribuidor se convirtió en un símbolo de la necesidad y la desesperación a veces. A menudo me miró como si hubiera sido arrastrado por un seto hacia atrás y estoy completamente perdido mi confianza en sí mismo para comunicarse incluso con mis amigos más cercanos. Pero el temor de que existe sin mi dosis diaria amada era suficiente para obligarme a abandonar el intento de todos y cada uno para dejar de fumar.
Usted probablemente sabe de al menos un miembro de la familia de la familia, amigo o compañero de trabajo que se precie se puede dejar de fumar marihuana cuando quieran. Un viejo amigo mío de camino de regreso llamado Sam solía jactarse de que podía salir instantáneamente sin ninguna queja. Todo lo que tenía que hacer, de acuerdo con Sam, iba a apagar su última articulación y que sería el final de la misma. Durante mucho tiempo me hizo absolutamente convencido de que podía hacerlo en la forma que se describe - hasta que yo lo retó a hacerlo realmente. Entonces, de repente se convirtió en su cuenta con el más débil de las excusas. Por primera vez vi desierto arrogancia natural de Sam él. Hoy, mañana o cualquier otro plazo propuesto para salir de él visiblemente nerviosa.
Sam no se dio cuenta, pero el fácil dejar de reputación que la marihuana tiene es algo engañoso. El grado de facilidad o dificultad en cuanto a los síntomas de abstinencia es realmente irrelevante. Eso es porque el verdadero problema de dejar de fumar marihuana es el miedo.
Antes de hacer un intento para dejar de Sam estaba seguro porque sabía que no había síntomas físicos. Sólo que no previó el temor de perder lo que él consideraba su único placer en la vida y su compañera especial para aliviar el estrés.
La perspectiva de una existencia aburrida y miserable sin la marihuana fue suficiente para convencerlo de que se desanime el hecho temido hasta el momento en que se olvidó o más bien hasta que me olvidé de su cuenta.